domingo, 1 de noviembre de 2009

El teléfono

La vida está llena de muchos juegos de teléfono absurdos. El juego en el cual una palabra se susurra al oído de jugador en jugador y el último la dice en voz alta para constatar como un mensaje se convierte en otro nuevo según la comprensión de los jugadores.

Lugar: Comedor de mi nueva casa
Jugadores: Mis compañeros de piso y yo
Situación: El chico y la chica están hablando y acaban discutiendo sobre un tema X. Yo entiendo que la chica había vivido en el sur de Francia en la calle. Ganaba 10€ la hora pidiendo, guardaba sus cosas en una taquilla y se echaba colonia para oler bien.
Situación real: Va a ser un misterio para mi y para vosotros.

Lugar: Entrada de mi edificio
Participantes: Vecinos, compañeros de piso, joven repartidor de comida thai y yo.
Situación: Llego a la entrada del edificio y un chico de piel morena, delgado como un palillo y que debe tener sobre unos 15 años me muestra un papel con una dirección. Toda la información es correcta salvo que no tiene escrito el número de puerta. Intento ayudarle pero su francés es aún más precario que el mio. Sale del edificio y duda, entonces le abro la puerta y le digo: "entra, creo que te puedo ayudar, yo vivo en la misma planta". Cogemos el ascensor junto a otro vecino, los nueve pisos se convierten en un silencio incómodo, mientras el ascensor va avanzando. En ese silencio, le observo y me fijo en sus ojos, grandes y verdes, preciosos resaltando sobre su rostro canela. Salimos del ascensor junto al otro vecino, ya podemos descartar una puerta, entonces vamos llamando puerta por puerta, y la acción se convierte en un baile en el que el llama pero se pone detrás de mi y yo me muevo para que él quede delante. Pocos vecinos abren y muchos son los que preguntan a través de la puerta. Entonces él contesta con un delgado hilo de voz: "Reparteurr!!". Su bolsa térmica de flores va llena de una comida que espera alguien a quien no encontramos. El chico llama a la segunda puerta de mi casa y la novia de mi compañero entre abre la puerta, la cierra, pero me ve de perfil y entonces la vuelve abrir del todo. Entonces se caen todas las bolsas de basura que estaban apiladas y se descubre una mancha roja que cubre el suelo. Entre todo el jaleo yo intento explicarles que hago allí con ese chico.

1 comentario:

  1. Primera situación:
    Está claro que, si el tema es X, el chico trabaja en la calle y le está pidiendo más dinero a la chica por algún servicio pagado por horas. La chica dice que para lo que ha hecho que vaya a pedir a la calle. Que, sin ser París, ella ganaba 10€ por hacer lo mismo.

    Segunda situación:
    Está claro que la mancha descubierta es de sangre.

    Nuestra amiga seduce y guía astutamente al pobre repartidor-yogurín a la puerta de atrás de su casa para que llame y otra persona abra la puerta. Tras haber colocado las bolsas de basura en equilibrio contra la puerta de entrada antes de salir a la calle, estaba claro que caerían al suelo dejando ver la sangre o algo peor.

    Está clarinete:
    El chico llama a la puerta.
    Otra persona le abre y tira sin darse cuenta las bolsas.
    El chico lo ve y puede inculpar a la persona que está en el piso en caso de que la policía pille el cuerpo de la víctima.

    La chica que acompaña y seduce al jóven repartidor le ha venido de perlas, después de matar y descuartizar a su compañera indigente de piso, necesitaba un testigo y alguien que cargara con las culpas.

    Pero algo sale mal...
    Porque la novia ve a la asesina, pese a que ella se esconde en seguida tras el repartiteur, éste es demasiado enjuto y luego tiene que explicarlo todo.

    SUERTE TERE!!!!

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