domingo, 29 de noviembre de 2009

BRU XXL & BRU JAS

Por fin llegó el primer fin de semana de viajes. Alquilamos dos coches y el viernes por la tarde a eso de las cinco quedamos todos delante de la residencia. Estábamos muy animados y deseosos de salir de Francia y compartir una aventura para recordar. Llegaron los coches (aunque alguno se perdió por el camino) y arriba que nos vamos a Bruselas. La carretera está muy bien, autopista hasta allí y 13€ de peaje.

Bruselas es por todos conocida por ser la capital europea por excelencia, al albergar diversas sedes y también al parlamento europeo. Además, es conocida por dar nombre a las famosas coles, odiadas por la mayoría de niños del planeta. Pues hacía allí dirigimos la ruta del fin de semana. Y a parte de eso, descubrimos que la gente es muy amable.

Aún no sabemos si es porque la supuesta novia se quería quitar al chico de encima, pero a los primeros que preguntamos, una pareja, no nos soltaban. Tanto que la chica dijo: "Anda cariño acompáñales hasta el hostal". Así que el chico un poco metido en compromiso se fue a buscar el coche y nos guió hasta el Vanghogh Center.

El albergue estaba situado en el barrio musulmán, a unos 15 minutos del centro andando. El sitio tenía una cocina superacogedora además de un pequeño jardín interior muy bonito. Debido a que llegamos un poquito tarde y queríamos aprovechar el finde, esa noche sólo bajamos al centro y nos dimos una vuelta por allí. Eso sí, la gente se ofrecía a hacernos fotos para que salieramos todos, así que muy bien.

Al día siguiente empezó el recorrido, apenas salir del albergue ya perdimos algunos paraguas, medio rotos por el viento y la lluvia. Nos dirigimos al metro y empieza la odisea de esta ciudad, nada está bien indicado. Así que como no había nadie para ayudarnos, entramos sin pagar, con unas puertas bien grandes abiertas de par en par. Nuestro primer destino, la zona donde se realizó la expo en el año 1958 para ver el Atomium. Un edificio metálico que simula un cristal de hierro y que alberga un restaurante en lo alto del todo. Los brazos entre los átomos son escaleras mecánicas. A parte de eso, en esa zona hay poco a ver.

Cambiamos de rumbo hacía el otro lado exacto de la ciudad. Nos dirijimos a la zona de Schuman, donde se encuentra el parlamento europeo, la sede de la comisión europea y el arco del triunfo. Fue un paseo agradable, especialmente el camino desde el parlamento hacía el palacio real y después la gran vista de la ciudad, uno de los puntos que más me gustó.

En motivo de la celebración de la reunificación alemana, había varios trozos del muro de Berlín delante del parlamento.

Europa une hasta a las hermanas más guerreras, jejej.








Por otra parte, la grand place hace realmente honor a su nombre, es una plaza magnífica, espaciosa y con impresionantes edificios en todos sus lados, no es de extrañar pues que sea Patrimonio de la humanidad. Cerca de allí hay unas galerias comerciales dónde hay numerosas tiendecillas, entre ellas pastelerías y bombonerías. ¡Ay como entramos todos de rápido en la que podías degustar el chocolate! Y por favor, que asco el hombre que tocaba los bombones y los dejaba en su sitio. Un consejo: allí no compreis (es mucho más caro!).

Después fuimos a ver a la niña que mea: Jeanneke Pis, que está justo en frente del Delirium, un bar que ofrece más de 1000 cervezas, ¡increible no! Y pobre niña, que no me la visten como al Mannekin Pis :(




Seguimos nuestro paseo para comernos un goffre en frente del mini Mannekin Pis, yo lo compartí porque eso mira que empalaga!! Como puede ser tan atrayente un niño meando, aún no lo entiendo...

Esa tarde dimos una vuelta por el mercadillo de navidad, bebí vino caliente, callejeamos, ojeamos alguna tienda de comics de segunda mano en la rue Midi.

No puedo olvidar la comida muy buena, nos pusimos las botas. Algunos elegimos el plato típico moules frites, que son mejillones al vapor con un plato de patatas fritas. Además también probé otro plato típico: carbonnade flamande. Es carne de buey estofada con patatas al horno. Una carne muy tierna y muy bueno.







Y aunque parezca mentira, después de hacer todo eso, aún nos quedaba energía. Salimos un rato y me lo pasé genial, con mi hermana y Javi, como no, bailando como locos. Eramos los únicos, aunque el bar estaba hasta la bandera. Birra a 1,60€, yo me pedí un mojito y casi sangro (11,5€). Pero bueno, música buena que ya lo echaba de menos y algún que otro desliz a la bomba o al tiburón con los cuales nos echamos unas risas. El handicap es que el bar es pequeñito, se llama Coaster. Y yo no sé cuando estaría mi amigo Fran, pero allí no bailaba ni el tato ehh! Eso si nosotros la montamos parda, jejeje.

Brujas
A unos 100km de Bruselas nos encontramos con la preciosa villa de Brujas. Sus casitas bajas, canales, iglesias y edificios oficiales exuberantes consiguen eclipsar al visitante. Muy bonito, también con su mercado de navidad que le daba un encanto especial. Aquí sólo se habla flamenco, y impacta mucho como no estando tan lejos de Bruselas, ya hay mucha gente que no entiende el francés. La verdad es que vale la pena visitarla, no es de extrañar que fuera capital europea de la cultura.



















jueves, 26 de noviembre de 2009

¿Por qué París es llamada la ciudad de la luz?

El otro día tuve el honor de hablar con una profesora de historia y le planteé esta duda que tengo desde que llegué a esta ciudad. Y la respuesta es simple, y alejada de las ideas fantasiosas que podamos tener. Esta ciudad fue una de las primeras ciudades europeas en tener alumbrado público, c'est tout! Más detalladamente he encontrado en algún blog que este nombre se le otorgó desde que Luis XVI ordenara colocar más de 3000 linternas en las calles, algo que no era habitual en ninguna otra ciudad europea. De esta manera durante su reinado, en el siglo XVIII, la oscuridad de las noches parisinas se hizó más clara, quizás intentando disminuir la inseguridad.





Hoy en día, sus numerosos edificios, palacios y su gran faro que rastrea cada milímetro de la ciudad siguen haciendo honor a esta pregunta.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Otro país...es otro país

Nos levantamos a las cinco de la mañana, ya no dormí muy bien por los nervios de volver a viajar, de ver a amigos que hace dos años que no veo y a otros que hace menos que los conozco, pero que también me hacía mucha ilusión ver. Llegamos a la estación a las seis. Y ya la llegada fue casi un milagro, pues en uno de los cambios de metro, mientras estábamos en el andén un vagabundo se sentó en la orilla del andén con sus piernas colgando a la vía. Yo le decía a mi hermana que no pasaba nada, que se retiraría, pero cuando quedaban 2 minutos para que llegara el tren y el hombre no hacía ningún amago de moverse, se me empezaron a crear dudas. Menos mal que vino personal del metro y lo disuadió de sus intenciones. Subimos al metro del que baja un chico negro vestido con un traje de terciopelo rojo, mientras en el andén hay una pareja, el tío con los pantalones medío bajados y un agujero en el culo del calzoncillo. Entonces ya des de el vagón, vemos la cara de una de las empleadas del metro con expresión: "Y que he hecho yo para merecerme esto!! El mundo está loco!"

Ya delante de la máquina expendedora de billetes nos es imposible retirarlos porqué no disponemos de la misma tarjeta con la que los compramos por Internet. Dirán que en Francia se puede negociar, país de derechos. Pero todo eso sólo es blablaba, no hubo manera, perdimos un tren que teníamos pagado por no poder sacar el billete.

Así que con cara de estúpidas, de joder porqué hemos hecho todo en el último momento, con ganas de romper algo. En esos momentos nace un pequeño hulligan dentro de nosotros, pero como le digo a mi hermana llora si quieres, pero mientras tanto busca soluciones. Ante los problemas hay que actuar, así que utilicé mi móvil para buscar en internet otros trenes o manera de recuperar el billete. En esos momentos la pequeña pantalla me mostró un sitio clave de la página, una intranet dónde escribir el identificador del billete.

Más tarde en su casa lo comprobamos y voilà! No hay que fiarse de la gente, porqué nos informaron mal, tanto la de ventanilla como el revisor. Exactamente no nos devolvían la ida, pero si la vuelta. Todo depende de la tarifa de compra. Así que al menos sólo hemos tenido que comprar la ida y la vuelta la cambiamos. Hemos perdido algo de dinero desgraciadamente, pero podría haber sido peor.

Así que aprovechamos para seguir haciendo un soeurs-weekend y visitamos París.
Comimos en Luxembourg, unos jardines dónde se encuentra el Senado, y que junto su Palacio, fueron mandados construir por Catherine de Medicis. Había mucha gente comiendo, paseando, niños jugando con barquitos en el estanque, macetas de flores enormes, al lado de árboles desnudos.




Fuimos hasta grand boulevards y allí descubrimos diferentes galerías muy bonitas. Había una tienda con objetos miniatura de casas de muñecas, impresionante. Después nos dirijimos hasta Opera para ver las vitrinas de Navidad de los Grand Magasin. Los almacenes LaFayette me recordaban a la puerta de la feria de abril. Era un estilo rococó, muy luminoso y de estilo árabe. Las luces se van enciendo progresivamente, como si fuera un amanecer, y realmente el cambio de potencia es muy grande. Entramos en el almacén y alucinamos con la cúpula, es muy bonita, y nos quedamos atónitos con los precios de los perfumes, channel nº 5 a 1111€, y no he puesto unos de más, ehh!!
Posteriormente vimos por fuera las galerias Printemps y nos dimos un paseo por la Opera.




El domingo se adivinó más tranquilo. Por primera vez utilizamos la olla expréss, así que ya sé que las lentejas en 20 minutos ya están hechas, que las dejé media hora y eso parecía puré. Eso sí quedaron buenísimas, con un trozo de lomo del Burgo y un buen trocito de chorizo de mi tío Amador. Uhmmm, y además vinieron Isa y Javi a comer, así que hubo sobremesa, con café. También ya sé utilizar la expresso de casa. Bien!! Por cierto antes fuimos a dar una vuelta por Champs Elysées, ya cerca de Concorde hay un montón de casitas de Navidad y una gran noria. Vendían vino caliente, crêpes, gorros, souvenirs rusos (Me sorprendió ver tanto tenderete ruso, eso sí, que caro que era el ámbar, si vais a Lituania aprovechar), decoración de navidad, y entre todo eso un viento helador y una lluvia que al final nos disuadió para volver a casa.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Inconnu XV

Muchos son los lugares turísticos de esta gran ciudad, pero prefiero alejarme de éstos para encontrar los mios propios. Escapo del centro turístico y me pierdo por el arrondisement XV.
La curiosidad me invade, pues cada vez que veo el faro retratado en mi guía, pienso: "Ahí quiero ir". Salgo del metro y a pocos metros me enfilo por una calle estrecha y solitaria. Su hedor me guía e indica que la dirección es la correcta. El agua que corre por la acera despide un fuerte olor a pescado, y éste consigue obsesionarme hasta provocarme nauseas. Menos mal que finalmente veo el faro, aunque me desilusiona la gran ilusión óptica que había creado en mi mente la fotografía de mi guía. En realidad, es un pequeño faro, nada que ver con la magneficiencia de otros que ya he visto. A su lado hay un pescador de cartón piedra, que mueve mecánicamente un brazo. Arriba, abajo, arriba. Aunque mi miopía me impide ver que es una figura y no una persona real hasta que me encuentro a escasos metros. Este lugar tan atípico está situado en el mayor centro de suministro y venta de pescado de París. Al ser domingo, el recinto estaba solitario y apenas había más actividad que dos camiones descargando.



Un poco decepcionada continuo caminando hasta una pequeña villa, llamada Santos-Dumont. Gracias al empeño de los artistas que allí habitan, continúa en esta un oasis de calma. De repente desaparecen los coches y parece que no esté en París. La quietud lo envuelve todo. Una pequeña chimenea deja escapar un humo blanco y constante que se expande poco a poco por la atmosfera, sumándose al escaparate de hojas caidas, escobas esperando a ser utilizadas y a rojas enredaderas que ponen una nota de color en esta tarde gris. Aquí parece que el tiempo baila poco a poco disfrutando del concerto de Otoño de Vivaldi que algunos de los huéspedes debe escuchar.

Continuo caminando y vuelvo al corazón del barrio en búsqueda de otro lugar secreto, aunque éste acaba siendo un poco decepcionante, pues es un taller que está cerrado y que poco aporta a lo que ya he visto. Me siento en el banco de un parque y ojeo el mapa para situarme. "Madame, s'il vous plaît nous sommes en train de fermer". El guardián que aún conserva el silbato en sus manos me abstrae de mis pensamientos devolviéndome al banco que ocupo. Salgo del parque y de repente una concentración de patinadores empiezan a cruzar la calle. Son muchos y de todas las edades y estilos. Y reflexiono sobre lo variopinto que puede ser París.





sábado, 14 de noviembre de 2009

Chartres

El 11 de noviembre se celebra en Francia el armisticio de la Primera Guerra Mundial. Éste se firmó el 1918 en un vagón de tren en Rethondes. Así que aprovechando el día festivo, fuimos a visitar Chartres.



Chartres es una pequeña ciudad a una hora de país que cuenta con una iglesia impresionante, de hecho está considerada por la unesco como patrimonio de la humanidad. Además por allí pasa el Camino de Santiago!



En esa catedral construida en diferentes épocas, fue coronado el rey Enrique IV. Como podeis ver, nos animamos unos cuantos, hizo un día espléndido y callejeamos un poco por el pueblo. Además como no, conocimos a un personaje. Un hombre de barba larga y blanca, de ojos inquietos y brillantes. Era escritor, escultor, fotógrafo. Una persona increiblemente inquieta con la que estuvimos hablando un rato, le pedimos que nos hiciera unas fotos. Y lo mejor, es cuando vuelve al restaurante y aparece con su cámara reflex impresionante y nos empieza a hacer fotos, pero que el hombre no paraba. Qué risas!!!



domingo, 8 de noviembre de 2009

Arrondisement 13 - China Town Parisino

El otro día asistí a una visita guiada por el distrito 13. Éste tiene la mayor concentración de ciudadanos con orígen asíatico de todo París y Francia. Y tal es su número que hasta van a inagurar en breve la primera radio bilingüe chino mandarín - francés de toda Europa. Se hablará de los paises de Oriente en francés por las mañanas y por la tarde se hablará de Europa en chino. Una buena manera de acercar e integrar ambas culturas.









Tiene gracia que gente tan supersticiosa como los chinos acaben viviendo en el distrito 13, quizás para ellos este sea un número más. La verdad es que ese día fue muy enriquecedor ya que descubrimos muchas cosas de la cultura china. Me llamó la atención que detrás de todos sus pensamientos existe una gran filosofía y tradición. Por ejemplo, ellos tienen seis elementos, no cinco como nosotros (el sexto es el metal). Cuando hacen una comida importante siempre hay pescado y fideos largos. Los fideos largos mostrando un símbolo de longevidad. Y por otra parte el pescado lo comen sirviéndolo entero, y sus espinas simbolizan que esa reunión deja algo.

La verdad que nos explicaron tantas cosas que he olvidado muchas, pero me sorprendió lo poco que sabía de los chinos, más que en Barcelona tienen tiendas por todas partes. Por ejemplo el jade es muy importante para ellos, y las mujeres normalmente llevan una pulsera de jade. Si alguién se cae y se rompe es buena señal, porque significa que la persona está protegida. También algunos tenían como un espejito y unos símbolos en la entrada de sus comercios, para auyentar a los malos espíritus. Cuando traen aquí sus medicinas las exportan y las venden como hierbas ya que la medicina tradicional china no está reconocida como tal.

Grandes supermercados pero sin descendencia, los hermanos Wan ..... y hasta un mcDonalds con el cartel en chino



Los pobres de París

Los pobres de París pretende ser una reflexión sobre los sin techo o los sin comida. Éstos últimos empezaron a aparecer ya hace unos meses debido a la crisis. Y es que aunque Francia ya no se encuentre en recesión son muchos los habitantes de París que se encuentran bajo el umbral de la pobreza.


No sé por qué este tema me atrae, será que deseo alejarme del estereotipo de la ciudad chic y lujosa a la que nos tienen acostumbrados películas y programas de viajes. Me sumerjo en la pobreza material, porque cabe resaltar, que pobres hay muchos, y hasta a veces los más ricos son más pobres que los primeros en muchos otros ámbitos.


Me siento en el tren y pasa una mujer de unos cincuenta años, regordeta y bajita, de tez clara y abrigada con un plumas. "Estoy en el paro, tengo hijos, no tenemos ni para comer. Les agradecería cualquier ayuda, dinero, cheques restaurante,...". Entonces un chico con pelo despeinado y que habla por el móvil atiende, y saca de su chaqueta una billetera de cheques. ¿Ha dicho cheques? Y le alarga uno. La verdad es que me ha impactado pues nunca había visto a alguien pidiendo hasta cheques restaurante, lo que me hace pensar en la desesperación. Me hace pensar en nuestra indiferencia. Ante una sociedad injusta y consumista que se rompe, y deja victimas, heridos, a los que los políticos no buscan soluciones, sino parches. El ejemplo político debe existir en todo momento, tanto en tiempos de bonanza como de precariedad, y es que como unos señores se pueden gastar un millón de euros en una cena de una noche teniendo a ciudadanos suyos sin tener que llevarse a la boca.
Y pienso en que acciones nos hacen salir de la indiferencia y ponernos en el lugar del otro, y encuentro la literatura y el cine como herramientas para empatizar y ponerse en otra piel que nos haga ser humanos.

Trabajo en uno de los barrios más lujosos de París, pero la miseria no escapa a estos lugares tampoco. Al lado de un museo, les veo tumbados en el suelo, parecen lagartos tendidos a un sol que no aparece, pero a un calor que procede del suelo. Pues están tendidos sobre la rejilla del metro, aprovechando el aire caliente que sale del subterraneo mientras pasan las horas. No son los únicos. Ahí está, tumbado, tapado con un saco día y noche, salga o entre a casa, allí le veo. Ni la lluvía le mueve a buscar cobijo. Como un elemento más del mobiliario urbano, allí está él dejando pasar la vida mientras los demás pasan a su vez cerca pero no mirando.

Me dicen que Francia es un país de derechos y me pregunto quien lucha por los derechos de esta gente, que les pasa para no luchar por ellos. ¿Por qué pasan los lunes al sol? Al menos todas aquellas personas que no pueden pagar el alquiler durante los meses de invierno, no pueden ser expulsadas de las viviendas.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Marché aux Puces

Famosos son los mercados de París, así que el fin de semana pasado, nos dispusimos a descubrir uno de los más antiguos de la ciudad. Situado en la Porte de Clignancourt, es uno de los mercados de antigüedades más grandes del mundo. Está abierto sábado, domingo y lunes de 9-18h. Y bueno, hay de todo. Desde converse a 35 euros, hasta chaquetas de piel, bolsos marroquies, ropa deportiva. Vamos un poco parecido al mercadillo de Badalona o Sant Adrià, pero con menos variedad, e incorporando la zona de antigüedades. Nada más salir del metro, te encuentras con un gran ir y venir de gente, y con la primera parte del mercadillo: los puestos de ropa y bolsos. Uno debe pasar a la peripherie, para internarse en un pequeño remanso de paz. Callejuelas estrechas y locales de una planta dónde se pueden ver y comprar antigüedades: muebles, esculturas, cuverterías. Es en este sitio donde hay un restaurante muy especial, un poco estravagante donde hay una cantante que canta canciones de Edith Piaf. El precio es razonable y parece ser un sitio dónde va gente de la zona.





Por la tarde continuamos la visita turística por el centro. Nos disponiamos a ir al centro Pompidou, cuando en la misma calle Rivoli, me fijé en un edificio en cuya entrada había un cartel que invitaba a visitar gratuitamente las exposiciones de diferentes artistas. Me encantó, como en el mismo centro de la ciudad, al lado de tiendas de ropa y restaurantes, había un viejo edificio que era una isla al consumismo y una entrada a diferentes talleres de jóvenes creadores. Cuadros, concierto de música, desorden, fotografías, olor a pintura y aguarrás resumirían parte de las experiencias de las que fuimos partícipes. Por aquí os dejo algunas fotos. El lugar estaba situado en Rivoli 51, por si a alguien le interesa.





Por la noche, aunque estábamos un poco cansados, decidimos salir, fuimos a l'escene de Bastille. Es la primera discoteca a la que voy aquí y bueno me pareció un poco timo.

12€ entrada + 2 € ropero
9 euros copa / 8 cerveza

La música no me gustaba, era como hip-hop pero tampoco era una música muy rítmica así que era un poco, ¿cómo bailo esto? Aquí les encanta montarse los corros de la calle dentro de la discoteca, así que como no había un grupo de flipaos haciendo break y con los que nosotros flipamos por supuesto. Y la mayor casualidad es que al final acabamos en el mismo autobús, habiendo cogido nosotros una conexión diferente, y era como estos no suenan de algo...

Lo que más me gustó del sitio fue el lugar, más bien el edificio, que era como una casa, subias unas escaleras estrechas y en el segundo piso estaba el ropero. Lo peor los dj's, que daban un poco de pena, tres personas superemocionadas para pinchar, bueno...

Lo extravagante, porque en estas ciudades siempre tiene que pasar algo, fue el borracho de la parada de autobús. Llegamos y nos empieza a decir que llevaba más de dos horas esperando a su autobús. Ya que nosotros le dijimos si había pasado el nuestro, el nos empezó a hablar. Total que llega su autobús, pero era como un autocar que no permitían ir a gente de pie y el tío no cabía. Entonces el autocar se queda quieto y no arranca, en un instante aparece la policia, sube al autobús y le baja, y el hombre: "No sin mi bolsa!!!". Me cogió la risa, y me miró con una cara, jejeje. Así que al final la policia le echó del autobús y ahí se quedaron hablando, porque justo llegó el nuestro.

El teléfono

La vida está llena de muchos juegos de teléfono absurdos. El juego en el cual una palabra se susurra al oído de jugador en jugador y el último la dice en voz alta para constatar como un mensaje se convierte en otro nuevo según la comprensión de los jugadores.

Lugar: Comedor de mi nueva casa
Jugadores: Mis compañeros de piso y yo
Situación: El chico y la chica están hablando y acaban discutiendo sobre un tema X. Yo entiendo que la chica había vivido en el sur de Francia en la calle. Ganaba 10€ la hora pidiendo, guardaba sus cosas en una taquilla y se echaba colonia para oler bien.
Situación real: Va a ser un misterio para mi y para vosotros.

Lugar: Entrada de mi edificio
Participantes: Vecinos, compañeros de piso, joven repartidor de comida thai y yo.
Situación: Llego a la entrada del edificio y un chico de piel morena, delgado como un palillo y que debe tener sobre unos 15 años me muestra un papel con una dirección. Toda la información es correcta salvo que no tiene escrito el número de puerta. Intento ayudarle pero su francés es aún más precario que el mio. Sale del edificio y duda, entonces le abro la puerta y le digo: "entra, creo que te puedo ayudar, yo vivo en la misma planta". Cogemos el ascensor junto a otro vecino, los nueve pisos se convierten en un silencio incómodo, mientras el ascensor va avanzando. En ese silencio, le observo y me fijo en sus ojos, grandes y verdes, preciosos resaltando sobre su rostro canela. Salimos del ascensor junto al otro vecino, ya podemos descartar una puerta, entonces vamos llamando puerta por puerta, y la acción se convierte en un baile en el que el llama pero se pone detrás de mi y yo me muevo para que él quede delante. Pocos vecinos abren y muchos son los que preguntan a través de la puerta. Entonces él contesta con un delgado hilo de voz: "Reparteurr!!". Su bolsa térmica de flores va llena de una comida que espera alguien a quien no encontramos. El chico llama a la segunda puerta de mi casa y la novia de mi compañero entre abre la puerta, la cierra, pero me ve de perfil y entonces la vuelve abrir del todo. Entonces se caen todas las bolsas de basura que estaban apiladas y se descubre una mancha roja que cubre el suelo. Entre todo el jaleo yo intento explicarles que hago allí con ese chico.