sábado, 17 de octubre de 2009

Buscar piso en Paris

Zamora no se hizo en una hora, así mismo haceros con un pisito o habitación en París no va a ser menos. La tarea de buscar piso en la ciudad de la luz es ardua y a veces poco fructífera. Hables con quien hables siempre te cuentan historias que más que animar, desmotivan. Así que yo os recomiendo una gran dosis de optimismo y pensad que al menos os va a llevar una semana mínimo.

Pensad que el 40% de la población de París son extranjeros, por tanto, la vivienda en alquiler es un negocio más. Me parece una estafa, y lo es, ya que no está ni acorde con el salario básico francés. Pero si quieres vivir cerca del Sena, hay que pagarlo.

Aquí os dejo consejos, fuentes de búsqueda e impresiones que yo he tenido.

Opciones

Las opciones que yo me planteé fueron compartir piso o vivir en un estudio.

Estudios
Los estudios son habitáculos de 9 a 30 metros cuadrados, en los que normalmente hay una única habitación que hace a su vez de cocina, comedor, dormitorio. Todo depende del estudio, ya que a veces están separados. Un estudio en buenas condiciones lo puedes encontrar a partir de 750€ para arriba.

Compartir
De compartir he visto de todo, desde compartir hasta la cama, hasta la habitación dónde se duerme. También están los llamados pied-a-terre, pisos para vivir entre semana y dejarlos libres el fin de semana. Pisos en los que no se permite vis-a-vis o que no tienes acceso a todas las habitaciones. Pero no os preocupéis ahora explico lo estándar. Pues bien, normalmente los pisos en París no son muy grandes, así que la mayoría de ofertas son para compartir con una sola persona. Convivir con 2 o 3 personas más, no es lo común pero también existen algunas ofertas.

Cosas que me impactaron

La mayoría de pisos no tienen ascensor. Así que no os asustéis por un sexto sin ascensor y con unas escalerillas de madera que no sabes cuanto van a aguantar. Aquí eso es normal. Además la mayoría de casas en vez de llave en la puerta principal tienen el llamado digicode, un código que marcas en un teclado en la entrada.

Olvidaros de horno, aquí el espacio es oro y hasta las neveras son muy pequeñas. En los estudios y algunos pisos normalmente hay dos fogoncillos pequeñitos y ya está. Así que si no hay horno, no penséis que va a existir lavadora. En París la gente lava en las lavanderías, cuesta entre 3 y 4€ dependiendo del tamaño de la lavadora.
Los lavabos siguen la misma teoría, pequeñitos, normalmente el w.c. está separado de la ducha pero depende. Bañeras haberlas ailas como dicen los gallegos, pero no es lo normal.

Fuentes de información
  1. Particulier À Particulier (PAP) Revista de publicación semanal, sale cada jueves, con numerosos anuncios de estudios. Los anuncios van que vuelan. Así que yo os recomiendo que os suscribáis también a su página en internet, de esta manera podéis recibir cada día a vuestro mail, la notificación de nuevos anuncios dados de alta a través de la web.
  2. Appartager Página web dónde puedes encontrar numerosos anuncios para compartir piso. Debes inscribirte y recibes en tu e-mail ofertas que te pueden interesar. La inscripción gratuita es como miembro básico. Te recomiendo darte de alta y pagar la cuota semanal o mensual, según tu necesidad. Y es que el gran handicap es que si tu estás interesado en un piso y te responden no puedes abrir el mensaje a no ser que seas miembro premium (de pago).
  3. Seloger Agencia por internet que te ayuda a encontrar piso. A mi no me ha sido de utilidad ya que no he obtenido respuesta para ningún mensaje de los que envié, pero aquí la dejo.
  4. La iglesia americana. Sé que esto puede sonar a chiste o broma, pero es cierto. De hecho yo fuí y me sorprendió la cantidad de gente que había consultado anuncios. Hay un gran número de anuncios, tanto de estudios como para compartir. Además si buscas un pequeño trabajo, también hay bolsa de empleo. Esta cerca de la parada del Pont del Alma (RER C)

Importante
  1. Aunque en el precio normalmente dicen que está todo incluido, preguntarlo y aclararlo. Ya que normalmente la electricidad e internet no lo están. Esto supone unos 50 euros más (15€ internet + 30€ luz).
  2. Aquí todo se paga con cheque. Así que el alquiler no será menos. Hay pisos donde además te piden uno o más meses de caution (depósito) o un garant (abal)
Consejos
  1. Llamad! El anunciante normalmente está sobresaturado de mails, así que una llamada es siempre la forma más directa y segura de saber si la otra persona ha alquilado ya la habitación o no, y de cuando podéis quedar para verla. Si es un estudio cuanto antes mejor, lo de compartir va un poco diferente, luego os cuento.
  2. Prepararse la conversación antes de llamar es importante porque no olvidéis que sois extranjeros. Y por defecto da menos garantías, y si vuestro francés no es muy bueno ... (como el mío) A mi me han llegado a chillar por el teléfono, pero no hay que desesperar, que imbéciles los hay de todas las nacionalidades. Así que preparaos una conversación, preguntas que podáis tener y si sabéis alguna información (parada de metro, calle) tenedla preparada en el google maps. Yo he alucinado con el nombre de algunas calles, que ni deletreándome me enteraba, por eso cualquier detalle que os pueda ayudar en la llamada, puede ser la clave.
  3. Tener móvil francés. Muchas veces te tienen que volver a llamar para quedar o decirte si o no, existen móviles de tarjeta por 30€ que os pueden ayudar a salir del paso.
  4. Una amiga francesa me recomendó no vivir en los arrondisements 18, 19 y 20. Yo visité un piso en el 20 y aluciné, supongo que no estamos acostumbrados a ser los diferentes. Supongo que todo depende de tu experiencia personal y de la sensación que tengas al visitar el barrio. Montmartre aunque suene muy idílico tiene también sus zonas peligrosas y de prostitución. Así que como dije antes, a pasearse por el barrio antes o después de ver el piso.

Mi experiencia

Yo desde un buen principio pensé en compartir. Aunque hay contras, también hay muchos pros: la oportunidad de vivir en un piso mejor, además de poder conocer a gente del propio país y acercarte de esta manera más a su cultura y forma de vivir. Tras mi experiencia fuera, este era una de los reproches que me hice más tarde, así que repitiendo quise hacer el esfuerzo de introducirme de alguna manera en el pensar de la sociedad que te acoge. No es fácil, me han dicho que vivir con alguien que no habla bien francés les podía estresar, y es que no había contado con el contra del idioma. Mi francés es de segunda de escuela oficial y vivir únicamente con otra persona es más duro que convivir con más gente, ya que obligatoriamente tiene que existir conexión con el otro Hay veces que te sientes muy agusto en el piso pero no con el barrio, como me pasó a mi en el arrondisement 20, pensaba de repente que había viajado a otro continente. La colocation no es fácil ya que la entrevista tanto para conocer el piso como a tu posible coloc es como una selección de trabajo. Ellos ven a mucha gente y a la semana siguiente más o menos, te dicen algo. En total, dos semanas para saber si hay alguien a quien le has caído lo suficientemente bien como para compartir. Y esto se basa en primeras impresiones, así que hay que aprovechar el momento y ser uno mismo.

Mucha suerte! Espero que esto sea de ayuda para todas aquellas personas que se muevan a París.

miércoles, 14 de octubre de 2009

RER moments

El RER es el tren de cercanías que conecta en París los banlieus (es decir, la periferia) con la ciudad. Normalmente por la mañana es una latita de sardinas y según a que hora de la tarde también. Ayer tuve anécdotas de ida y de vuelta, así que he decidido dejarle un capitulín.

"Oye, Jose ¿cuando llegamos? Que tu sabes que esta es la segunda vez que me monto en el metro en mi vida. La primera fue en el tranvía y ya está" - decía un hombre con acento andaluz vestido con camisa roja y un traje y corbata negros. Entonces Jose, un hombre alto y de pelo largo rizado le pregunta a un francés rubito. "Quedan muchas!"
El del traje va resoplando y finalmente vuelve a preguntar. "Quedan 4".
-"Pues a ver como lo vamos a hacer porque a mi se me está empinando"
-"Quillo ya veras tú como te apañas"

Finalmente las chicas que estaban junto al del traje se bajan y este respira tranquilo, voy a bailar un zapateao. Y le veo moviendo los pies.

Vaya que momento muy spanish.

El segundo es más negativo. Volviendo a casa con mas de 38,5º de fiebre, deseando llegar y el tren que se queda parado en cada parada un buen rato. Entra un chico con malas pintas merodeando y preguntando, iba como drogado. Entonces de repente entra un negro en el vagón y le grita "Qu'est-ce que tu as fait a ma copine??" (¿Que has hecho a mi novia?) Le coge le tira al suelo en el medio del pasillo y le empieza a patear. ¿Y dónde paso esto? Pues justo a mi lado!! En cuanto tuve hueco me salí de allí. Vinieron otros chicos y calmaron al negrito. Y yo cagada ya y harta de tener que estar esperando en el tren por esta gente.

lunes, 12 de octubre de 2009

Montmartre et la Vendange

Todos os acordaréis del famoso tiovivo que aparece en Amelie o de las escaleras del Sacré Coeur imponentes, desde donde descubriendo el horizonte pariseño se huele a óleo y arte.
Este fin de semana había diferentes actos en honor a las fiestas de la vendimia. Pues éste, es el único barrio de París donde aún quedan viñas, y e aquí el motivo de la celebración. Aunque remarcaría que viñas hay más bien pcoas, la mayoría jóvenes y pongo en duda que salgan más de una docena de botellas de estos viñedos.

Sábado

Isa, Javi y yo bajamos a la Vendange, como primer destino elegimos los "Jardins du Ruisseau". A primera vista pasaron desapercibidos, pero e aquí que nos encontramos a una asociación de gallegos. Son un equipo de futbol que a su vez han montado un bar y ahí estaban tan contentos comiendo pulpo. "Yo soy gallego, aunque lleve aquí 36 años. Los dineros me vendrán de los gavachos, pero yo gavacho no soy, eh!!"- decía un hombre que no llegaría a los 50, con un francés perfecto y un castelllano con un fuerte acento gallego. Aunque al principio no supieron guiarnos, entre unos y otros al final se acordaron y nos ayudaron a encontrar el pequeño jardin. Y es que en París cualquier rincón es bueno para cultivar unos tomates, cebollas, frambuesas, flores o uvas. Lo digo porque este lugar estaba situado al lado de las vías del tren y no hacía más de 3 metros de ancho. De hecho, las viñas, estaban plantadas casi en la pared, y como aún no daban para vino, bebimos vino del noroeste acompañado de salchichón y de un bizcocho con azucar.






La gente era simpática y se respiraba un ambiente festivo, estuve hablando con una chica chilena cuya familia se exilió del país cuando el golpe de estado de Pinochet. Ella era ayudante de dirección y me explicó como se había metido en el mundo del cine empezando a hacer comerciales de comida. ¿Cómo hacer para que la comida parezca sabrosa y apetecible? Ese era su singular trabajo. Me explicó que nos olvidemos de cines a 3€ y que París es la ciudad con el mayor número de cines del mundo, pero que la oferta tampoco es tan alternativa.

Allí pasamos un buen rato y con el sol que se dejaba ver, nos esperaba un gran día. Caminamos en dirección a Montmartre, subiendo escaleras y recorriendo calles estrechas. Hasta que voilà, llegamos a la feria de productos típicos. Si algo me quedó claro ese día, es que franceses al igual que españoles, son amantes de la buena vida. La gente compraba copas de champang por 5 euros o vasos de vino por 2€. Había puestos de queso, salchichones, foie, miel, panes y tartas. Vamos que ese día no nos cansamos de utilizar la palabra goûter (probar). Había una parada del país vasco francés dónde nos beberíamos al menos cinco chupitos de diferentes sabores.





Al final decidimos ir a otro punto del barrio dónde organizaban alguna actividad más, pero resultó ser que nos adentramos en la zona de immigrantes. Los únicos blancos, nosotros y la policía. Isa diciendo vamonos y yo haciendo fotos a la carnicería con más pies de vaca que he visto en mi vida. Había unas negras que parecía que iban de boda, con unos vestidos largos y pañuelo a conjunto en la cabeza, colores vivos, y unos pendientes enormes. La verdad que era todo muy pintoresco.

Finalmente salimos de allí, tras que Javi hubiese pisado una mierda, y fuimos al hospital Bretonneau a ver sus viñas y degustar un poquito de vino. Para esos entonces llegó mi hermana de la biblioteca y allí estuvimos, en los jardines del hospital charlando tranquilamente y descansando de un día de savoir vivre.


Domingo

El domingo volvimos, esta vez con María y Enric. Además mi hermana dejó el estudio para la tarde y se unió también a nosotros. Teniendo la experiencia del día anterior, decidimos comer allí, así que nos partimos bocadillos de queso con jamón, hecho como si fuese una reglette y luego bocadillo de foiegras. Además nos compramos una botella de vino, probé las otras (ya no me acordaba si me gustaban o no. Si que están buenas si!) y volvimos al sitio de los chupitos. Esta vez había menos gente y aunque creo que nos bebimos los mismos chupitos que el día anterior el chico estaba con una cara de a ver si se van estos gorrones españoles :P


El resto del día consistió en visitar pisos, ya crearé una entrada especial sobre este tema.

domingo, 11 de octubre de 2009

Tarde de impresiones ...

Llego a la plaza. El cielo está gris y la estatua dorada situada en el centro de la Bastilla pone un poco de color y solemnidad a esta tarde de otoño.



Las escaleras del edificio de la Ópera acogen un movimiento continuo de gente que espera y otra que ya ha encontrado a quien esperaba. En lo alto de todo, hay un grupo de jóvenes con cabellos largos, ropas sucias y raidas. Cigarros y alcohol pasan de una mano a otra.



Yo, como otros, espero y desespero al ver que la casera con la que he quedado no aparece. "Estoy en Champs Elysées, llego en media hora"- me dice al teléfono. Al menos me he comprado un libro, y aunque llueva, me refugio bajo el arco de la Opera mientras minuto a minuto profundizo en el mundo de Murakami.



"Aaaa eeeee" - grita un chico negro, de unos 23 años, con barba y unos ojos tras los cuales sólo se asoma una finísima raya blanca, quizás delatando que estaba drogado. Levanto la cabeza, lo miro fijamente y sonrio. Sigo leyendo y me interrumpe alguna vez más. Finalmente me dice: "Lo que te he dicho... (es decir, la cadena de onomatopeyas sin sentido) es que je t'aime, ... ton chatte ". Básicamente que me comía el coño. Seguí sonriendo y mirándole a los ojos diciéndole que no era francesa y no lo entendía. Entonces, se acercó a escasos centímetros de mis labios y lanzó un beso. Sonreí y se marchó, quizás un poco desconcertado. No tuve miedo, y eso me desconcertó a mi también, así que entré en razón y bajé las escaleras hasta la plaza.



Llovía y en el arcén mojado se reflejaban las luces rojas de freno de los coches. Ya cansada de esperar llamé a Catherine. Ya había llegado y me esperaba justo en frente con su pequeño citroen. Catherine me recordaba a las monjitas de mi colegio, tanto físicamente como por su falda hasta las rodillas y sus zapatos negros. Monté en su coche y nos enfilamos por una calle lateral a Bastilla. Cinco minutos y bajamos del coche. "Aquí es"- dijo mientras saliamos del coche. Entramos en un viejo edificio y subimos hasta el quinto piso. El suelo crujía bajo nuestros pies y la luz se apagaba de vez en cuando, dejándonos completamente a oscuras en esas estrechas escaleras de caracol.

Abrió finalmente la pequeña puerta roja y se descubrió un diminuto estudio, aún inhabitable pues estaba en remodelación. Una sala hacía a su vez de comedor y dormitorio, el sofá era la cama, la estantería era a su vez armario y despensa. Le dije que no estaba mal, pero al bajar a la calle las lágrimas ya me llegaban a la boca. Seré muy fatalista, pero en esos momentos me sentía estafada. Pagar 800€ por vivir en una caja de cerillas en la llamada ciudad de la luz que para entonces sólo era sombra para mí.

Sentí un gran bajón, pensé en lo deprimente de vivir en un sitio dónde la calle está viva y con bares para tomar, pero no tener con quien compartir todo eso. Tan metida estaba en mi negatividad que me pasé de estación de metro, con tan mala suerte que para cambiar de dirección tuve que salir del metro y volver a pagar con mi ticket de 3 zonas. Al cambiar del metro al tren, un chico se me pega detrás para colarse. Me giré indignada y llena de rabia. No hizo falta decir nada para que se excusara con un tímido "pardon".

Al llegar al andén, habia un chico tocando el jambé. El sonido del tambor retumbaba en el tunel y en el fondo sentía que toda esa fuerza estaba dentro de mí convertida en rabia.

Estos son momentos normales de bajón que uno puede tener o no al llegar a una nueva ciudad, cuando merece más haberse quedado en la cama. Suerte que al final lo arreglé saliendo de fiesta y bailando un poco, y es que la música lo cura todo :)

miércoles, 7 de octubre de 2009

La rentrée

Mañana hará una semana de mi llegada a Paris. Ésta empezó de forma un poco accidentada con problemas de bancos y pérdida incluida el primer día. Mensaje de socorro a mi hermana: no te preocupes ya me las apaño para llegar. Yo me imaginaba ya con el maletón debajo de la Tour Eiffel, pero mi hermanita entendió que mi sms era un sos en verdad y me respondió indicándome el nuevo recorrido. Ufff

Ese primer día conocí al grupo de españoles erasmus que comparten piso de residencia con mi hermana y desde entonces me siento acogida por esta gran familia. Cada noche preparamos cena, ni más ni menos, que para siete personas. Hablamos con los franceses de la planta, esquivamos las partes pegajosas de la mesa, fregamos entre todos y nos echamos unas risas.

Pues bien ese mismo fin de semana, fuí a un sitio muy especial en París: la mezquita. Éste es un edificio blanco, precioso y muy acojedor, dentro hay varios patios con árboles bajos, fuentes y mesitas dónde degustar un té a la menta (2€) y fumar chicha. Me pareció un lugar con encanto, tranquilo dónde ves a gente musulmana y no mezclada, dialogando.


Y justo al lado se encuentra el Jardin des Plantes. Un enorme jardín botánico creado en un principio para que los estudiantes de farmacia y medicina pudieran estudiar y cultivar plantas medicinales. Hay una vasta explanada a cuyos lados encontramos árboles enormes. En el lateral izquierdo hay además diversos invernaderos donde se puede encontrar flora de otros continentes, como América. Aquí también vimos un laberinto un tanto peculiar, ya que estaba situado en una colina, era más bien una espiral sin pérdida que un laberinto.