domingo, 18 de julio de 2010

GRECIA: Viaje a la matriz

No seríamos quienes somos sin civilizaciones que vivieron sobre la tierra hace más de 2000 años. Pese a los avances médicos, tecnológicos u sociales, hay preguntas que ya se hicieron otros hombres y mujeres hace mucho tiempo. Y lo impactante es que muchas de ellas, las más importantes, siguen siendo grandes interrogantes.

Aprovechando unos días de descanso, me desplacé hasta la cuna de la democracía y de la filosofía: Atenas.
Hoy en día Grecia es un país maltrecho, no está pasando por uno de sus buenos momentos. Parece que el brillo y el éxito de su antigua civilización son un peso muy grande que no consiguen volver a levantar al país.

Llego a Atenas a las once de la noche, después de un autobús que me traslada desde el aeropuerto a la ciudad. Es mejor llegar a las ciudades sin ver lo que hay entre el aeropuerto y éstas, porque en su mayoría, son paisajes desoladores.

Atenas me transporta al mediterraneo. Me sorprende su extensión, sus edificios blancos no muy altos, las terrazas, los pinos y acacias en las calles. Sus cuestas y su caos. Me crea alguna asociación en alguna parte con Barcelona. Ambas ciudades no tienen nada que ver, pero hay algo en las calles, quizás algún olor o el haber visto las chumberas y  los pinos...
Empecé mi descubrimiento de la polis, con una ascensión matutina al monte Licabeto. Pese a los pinos que me iban cobijando del sol, tuve que parar unas cuantas veces para tomar aire. No había ni un alma y sólo escuchaba el sonido de la ciudad mezcla de claxons y cigarras. Muchas terrazas eran como un espejo que reflectaba la luz intensa que nos rodeaba.



Al fin llegué a la cima coronada por la bandera griega y un pequeño templo ortodoxo. La vista es maravillosa y por primera vez contemplé el Acrópolis. Esta "Ciudad Alta" que alberga el Partenón, templo dedicado a la diosa Atenea, representa la época dorada de la ciudad estado al mando de Pericles.

Un hombrecillo me intenta hacer una foto: "Souvenir, stop, stop!! Souvenir". Voy sola pero no soy tonta, vamos que las fotos me las hago yo. Al lado otro jubilado vende agua y cruces, entre esos vendedores ambulantes, nos movemos un pequeño grupo de turistas extasiados por el calor.

La vista es bonita pero hay que cambiar de rumbo. Todo el mundo me decía que Atenas no valía la pena, en dos días se ve. Todo depende. Depende de si te consideras turista o viajero. El turista pasa con su cámara como japonés delante de todo lo que tenga marcado en su magnífica guía. El viajero se pierde, pregunta, observa, y no quita que dentro de todo viajero haya un porcentaje de turista. Pero la implicación no es bidireccional.

Así pues bajo del montecito por la ladera que me lleva al barrio de Exarchia. Quizás sea el barrio con más actividad política de toda Europa. Aquí fue dónde en 2008 murió un joven estudiante llamado Alexandros Grigoropoulos a manos de la policía. Este hecho originó muchísimas protestas que acabaron con una gran ola de violencia. Es aún en día un barrio dónde no se ve bien que entre la policía.

Esta zona entre la Universidad de Atenas y la Politécnica está llena de estudiantes, librerias, bares y tiendas de ordenadores. En sus calles hay graffittis y carteles políticos por todas partes y se respira vida. En Atenas, cuando se entra a la universidad casi lo primero que haces es alistarte a una asociación política. Por tanto, la política sigue viva entre los jóvenes que discuten sobre su futuro.



Cerca de allí se encuentra el museo Nacional de Arqueologia de Grecia. No soy una experta en arte, así que me entretengo intentando hacer alguna que otra foto creativa.


A la salida me encamino hacia Omonia, nos espera el mercado de la carne y del pescado.

Una gran avenida desemboca en la zona de Omonia. Me equivoco y me pierdo por el barrio. Parece que haya entrado en el Infierno de Dante Alighieri. Sonámbulos esqueletos invaden una pequeñita calle. Inocente, me meto en la boca del lobo. Jeringas por el suelo, jóvenes injectándose heroina. Intento andar por allí donde no hay gente y apresuro mi paso. Estoy perdida y a quién puedo preguntar. Miro a mi derecha y observo una pareja que estaran en los 30. Estan sentados en la puerta de un garaje. Ella cortando la droga y machacandola con un cuchillo. El descalzo, y arremangandose los pantalones. Quizás intentando buscar una vena. No estoy en ningún suburbio, sino en el mismo centro de una ciudad que vive en decadencia.

Al final pregunto y consigo tomar rumbo hacía el ayuntamiento y los mercados de la carne y del pescado. A los lados de la calle que desemboca en Monastiraki hay bazares de herramientas, frutos secos, ... y tras la entrada al mercado, pienso que Atenas es la menos europea de las ciudades que conformaban la vieja Europa. Si bien, la invasión del imperio otomano ha dejado sus huellas. Y entre ellas, el kebab griego.




El mercado del pescado y de la carne impresionan. Son dos mercados separados pero que se encuentran uno al lado del otro. Iba sola y no se cuantos piropos/frases me dijeron los vendedores. Realmente fue un poco incómodo. Luego le pregunté a mi amiga griega como podían ir las mujeres a comprar a ese mercado. Seguro que al lado de un hombre, que así los otros no dicen nada, porque madre mía.


En el templo de Zeus Olímpico me encontré con toda la troupe y ya fueron Dani y Maria, nuestros anfitriones los que nos enseñaron las bellezas de su ciudad, entre ellas el Acrópolis, el ágora romana, Monastiraki o el barrio de Plaka entre otros.


Aquí estamos en la plaza Syntagma, lo que antes fuera el palacio real. Hoy en día alberga el Parlamento. Y como no, estos simpáticos muchachitos haciendod el cambio de guardia. La mili es obligatoria en Grecia, ni más ni menos que nueve meses. Aunque un amigo griego me dijo que estos soldados son profesionales porque representa que guardan el honor de la patria griega.



Acabamos el día en una taberna celebrando nuestro encuentro y tomando fuerzas para...

MYKONOS
En resumen, la isla era un secarral y un pedregal.  Pero claro, rodeada de un mar azul intenso de aguas cristalinas. Tuve mi mayor crisis al pisar un montón de algas, que para no intentar pisar en otra zona me tumbe para intentar nadar, pero que pasa si el agua sólo te llega un poco más arriba que al tobillo. Pues que estás en peligro de que todo tu cuerpo toque las algas. Empecé a gritar como una loca y como se rió Alberto de mí...

A parte de eso, deciros que esta debe ser la isla que más honor hace al dios Dionisio. ¡Vaya bacanal! Tíos poniendo billetes en bikinis de tías, el otro que se intenta ir con una y se quita el bañador en el agua, la tía que sale despavorida. Vamos un "Aquí hay tomate" en toda regla, y menos mal que fuimos en temporada baja.
Por un momento el Paradise Beach se convirtió en el mercado de la carne y del pescado. En cambio, en la otra playa vivimos otro ambiente diferente, un divertimiento más sano. Al menos esa fue nuestra experiencia.




Me faltan cosas...
Perros vagabundos
Taxista timador, pero deseando Buenas Vacaciones
Metro estropeado
El hotelero rencoroso
Agua a 50 centimos
4x4 y calitas
Cuantos caben en un 4x4. Esos portugueses!!!!

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