domingo, 18 de abril de 2010

Domingo retenidos: Volcanes, huelgas...

El sol se ha instalado en París, originando una nueva vida en los diques del Sena. Los habitantes y turistas acuden en masa para organizar pequeños picnics en los bancos del río o en los parques de la ciudad.
Aquí nada de calimocho y cartón, buen vino y copas de cristal, como sugieren algunos, acompañados de fresas, patatas, ensaladas o hasta sushi. Y todos vegetamos cual lagartos sonrientes que absorven los cálidos rayitos para pasar del blanco mantequilla al rojo tomatito.

Y este fin de semana podemos decir que los quais estaban más llenos que nunca. París se ha convertido en una ratonera, una ciudad aislada del mundo. Quien nos iba a decir que un volcán que hasta ahora nadie conocíamos, y del cual aún desconozco el nombre, pueda causar tales consecuencias. Aeropuertos de París cerrados al menos hasta mañana a las 8. Pero si juntamos la nube volcánica con la huelga de trenes, de aquí no sale nadie!! ¿Huelga? Si, desde que llegué aquí esta es la tercera huelga del SNFR. Y como no, esta mañana después de haber salido y sólo haber dormido que 4 horas, nos plantamos en la estación para ir a Orleans, yyy tachan!!! Tren anulado, pues súmenle más de 1h de cola para que nos devolvieran el dinero, y a eso le llamo yo empezar un domingo con buen pie.

A pequeños males, grandes soluciones. Hemos acabado en un mercado del 20eme, a 1€ el kg de fresas de Huelva (¿A cuanto las estan comprando? Impresionante) y 2€ los pimientos. Vamos que me voy a ir allí más de un domingo, considerando que los pimientos en el Día van a 4€!! Vivir estos momentos de mercado parisino, con el bullicio, el vendedor gritando, las colas es trasladarte a una de esas múltiples caras que tiene esta ciudad.

Cerca de allí, visitamos el cementerio Pere Lachaise. No sólo están enterradas grandes personalidades, como Jim Morrison, Edith Piaf o Oscar Wilde, sino que la antigüedad y la ostentación de algunas tumbas es impresionante. Perdiendonos por sus sectores, hemos llegado a la tumba de Chopin. Este año se celebra el bicentenario de su nacimiento; numerosas flores y algunas velas cubrían su tumba, junto una figura de una mujer tocando el harpa. Aunque esté enterrado aquí, su hermana cogió el corazón del compositor y lo llevó en contrabando hasta Varsovia, dónde reposa en una de las mayores iglesias de la capital. Y esta adoración a Chopin, me ha recordado la unión de un pueblo frente a otro capítulo más en su historia negra y triste. Polonía se ha convertido en una gran iglesia acogedora de un pueblo en duelo y unido, que con las miles de velas alumbradas y su silencio y respeto a honrado honores a su Gobierno. Y es que como me dice un amigo, decir que eres polaco es muy duro, porque representa que al menos la mitad de tu familia ha sido asesinada.

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